Así lo sugiere un reciente estudio universitario. El peligro también aumenta cuando se está triste.
Después de un día de mucho estrés y ocupaciones, más de una persona tiende a pasar por el gimnasio o sale a correr para “descargar” el cansancio y el mal estado de ánimo.
Pues un nuevo estudio sugiere que esta quizá no es la mejor idea y que hacer ejercicio cuando uno está enojado o malhumorado puede desencadenar un paro cardíaco.
Estudios anteriores han examinado el vínculo entre el enojo y el esfuerzo como un detonador de infartos al corazón, pero la mayoría fueron de tamaño reducido o en un solo país, o incluían a pocas mujeres o representantes de las minorías.
La nueva investigación involucró a 12.461 personas que sufrieron un primer ataque cardíaco, en 52 países. Su edad promedio era de 58 años y tres cuartas partes de ellos eran hombres.
Los resultados de este trabajo, llevado a cabo por el Instituto de Investigación sobre la Salud de la Población en la Universidad McMaster en Hamilton (Ontario, Canadá), fueron publicados en Circulation.
Mejor quietico:
Los participantes tuvieron que responder un sondeo en el que se les preguntaba si estaban enojados o molestos, o si llevaron a cabo un intenso esfuerzo, en la hora previa a que sufrieran el ataque al corazón, o en ese mismo periodo de tiempo el día anterior.
De esta forma, los investigadores podían comparar el riesgo a diferentes horas en las mismas personas y las consecuencias de estos posibles desencadenantes de un ataque cardíaco.
Los autores encontraron que estar enojado o triste duplica el riesgo de sufrir un infarto, tanto como someterse a un esfuerzo físico extremo. Ambos factores al mismo tiempo triplican las posibilidades.
Vale anotar que los investigadores también lograron determinar las horas en las que más frecuentemente sufrían los eventos cardíacos.
La franja de más incidentes resultó ser entre las 6 de la tarde y las 12 de la noche, independientemente de otros factores, como el consumo de cigarrillo, la presión alta, y el sobrepeso y la obesidad.
No se trata de datos duros, pero sí de una observación detallada, la más grande hecha hasta ahora, que puede servir de alerta a muchas personas que piensan que una rutina de ejercicio, cuando se está alterado, es lo mejor para relajarse.
La idea no es dejar el ejercicio, sino aprender a relajarse y esperar antes de exigir el cuerpo. De hecho, el líder del estudio, Andrew Smyth, dijo que siguen “recomendando que todos practiquen actividad física en forma regular, incluidas las personas que utilizan el ejercicio para reducir el estrés”, pero la gente no debería ir más allá de su rutina usual en momentos de ira.
LA NACIÓN (ARGENTINA) / GDA
Fuente: www.eltiempo.com