Operar con el corazón en la mano.

El titular de esta información no es una metáfora. La última tendencia en cirugía cardiaca pasa por fabricar una réplica exacta de un corazón afectado por una dolencia e intervenir al paciente tras un análisis a conciencia del avatar en tres dimensiones (3D).

«No hay mejor forma de saber con qué problemas te vas a encontrar cuando te enfrentas a una operación», según explica el director del Área de Cardiología del Hospital La Fe, Anastasio Montero, quien se refiere a lo idóneo que supone la impresión en 3D como un objeto que reproduce el órgano. Para este experto el futuro de las intervenciones cardiacas pasa ahora por la impresión 3D de órganos para «planificar de forma personalizada la operación».

El cirujano destaca que de igual modo que el diagnóstico por imagen -ecografías, TAC y resonancias magnéticas- fue un avance muy importante, «el hecho de poder ver y tocar una escultura realizada en 3D establece un primer contacto con el paciente que va a ser operado y sirve para programar la mejor forma de abordar la intervención».

Montero augura que en unos años todas las operaciones de corazón se realizarán con la réplica personalizada de 3D. La primera intervención más mediática se produjo en el Kosair Children’s Hospital de Estados Unidos, donde un equipo de cardiólogos usó como guía una impresión en 3D del corazón de un niño de solo 14 meses que presentaba graves problemas de salud. Nació con defectos en su corazón e intervenirle quirúrgicamente requería conocer todos los detalles de la cardiopatía.

Al parecer, el corazón del pequeño incluía agujeros que hubieran obligado a pararlo y observar su interior para saber qué hacer. Pero con esta técnica los cirujanos disponían de un ‘mapa de carreteras’ para evitar errores.

El director del área de cardiología de La Fe de Valencia expone que ya son variadas las aplicaciones de los modelos 3D en cirugía cardiaca. Una técnica que precisa una resonancia y las imágenes captadas junto al historial clínico del paciente.

Montero destaca que la técnica sirve para establecer un diagnóstico más certero porque permite realizar un «estudio pormenorizado» de la anatomía preoperatoria«que evite los errores ante problemas que van surgiendo durante las intervenciones».

Incluso, el especialista en cardiología insiste en que las figuras 3D permiten «una simulación de la técnica quirúrgica que supone una reducción del tiempo de operación y programar el procedimiento quirúrgico».

Con la aplicación de la impresión 3D se podrá desarrollar nuevas técnicas quirúrgicas, mejorar los costes en el quirófano y «facilitar la explicación a los familiares de la patología cardiaca», insiste.

Las impresiones 3D de los corazones también suponen una interesante fórmula para la docencia que se puede aplicar en prácticas quirúrgicas en casos raros, programas de educación e incluso cursos de aprendizaje quirúrgico, para cirujanos. Se debe tener en cuenta que el tiempo de impresión depende de si es niño o adulto, porque los órganos pequeños tardan aproximadamente cinco o 12 horas, mientras que en el caso de los adultos se requiere entre dos o tres días.

Aplicación clínica

Esa es la concepción de utilidad que se ha aplicado en La Fe, donde el equipo de doctor Montero junto a la cardióloga especialista en resonancia magnética Begoña Igual y el ingeniero experto en impresoras 3D José María García ya han comenzado a imprimir los primeros corazones con patologías para su aplicación clínica.

«Se están usando unos materiales que permiten no sólo concebir la misma morfología del órgano, sino también definir cada una de sus partes con un sistema de multitextura», según Montero, quien además asegura que las diferentes texturas simulan los tejidos «más duros o más blandos» del corazón.

Aunque el verdadero reto que está en proceso de investigación es crear órganos que se puedan implantar en humanos con la impresión de materiales biológicos blandos, flexibles y funcionales.

El procedimiento se basa en una tecnología de impresión con microcanales donde van instaladas las células que se van a utilizar, asegurando así la permeabilidad de los nutrientes y el oxígeno, consiguiendo que éstas se mantengan vivas una vez se trasladen a la pieza sintética ya construida y que, por lo tanto, puedan desarrollar un sistema de vasos sanguíneos.

Este nuevo sistema de microcanales favorece la formación de vasos sanguíneos rápidamente, una situación que podría facilitar que el órgano bioartificial se integre funcionalmente y con éxito en el individuo.

Fuente: www.elmundo.es